sábado, 12 de marzo de 2011

Pena de muerte

Me quedan unos instantes de vida. Mi verdugo continúa diciendo ese típico texto que se antepone a la ejecución, a mi ejecución.
Soy culpable, no puedo negarlo. Además es tarde para absurdos arrepentimientos, debo ser un hombre y asumir mi castigo.
La muchedumbre observa al verdugo, cientos de personas, todos familiares y amigos de la víctima. Lo cierto es que ella siempre fue preciosa. No había ninguna razón para hacer lo que le hice. Su vestido blanco le hacía parecer una diosa…
Y yo ahí, en primera fila, nadie me mira, pero yo me siento el centro de atención.
El final llega, el verdugo finaliza su discurso, cierro los ojos fuertemente:” Puede usted besar a la novia”.
La muchedumbre aplaude, yo lloro sin abrir los ojos…

5 comentarios:

Cuerpos a la deriva dijo...

jajaja muy bueno, aunque vaya comparación!!!

un beso.

Vértigo dijo...

jajaja no sé yo!!

Unknown dijo...

Me ha gustado, buen relatillo. Me recuerda a mi anoche, que estuve intentando convencer a un menda que no conocía de nada para que no se casara...

Chimi dijo...

Historia de masoquismo, como se le puede llamar sino a ir a la boda de la persona a la que amas...

Lo que no entiendo es porque todos ven el matrimonio como una pena de muerte, que mentes mas perversas deambulan por este lugar.

Raúl dijo...

Sí, está bien, y encima cortito, para leer en un domingo de resaca. Mola.