sábado, 28 de noviembre de 2009

Momento Melancólico



Hace unos días una tontería sin importancia me hizo meditar durante varios días sobre algo que seguro que todos nos hemos planteado.
Me encontraba en la puerta del lugar de culto que todos conocéis, el Rempalme Rock, allí unos de los dueños le abrió la puerta del viejo bar a un posible comprador y por primera vez desde que se trasladaron entré. Tuve un momento de nostalgia tonta cuando me situé en mi sitio de siempre, la parte en la que la barra hacía una “L”.
Como dije al principio esa tontería me hizo meditar durante varios días.
Y en esos días me he planteado por primera vez en mi vida, con que rapidez pasa el tiempo, y si quizá estoy desperdiciando parte de él.

Siguiendo con ese momento de tonta melancolía intenté recordar cosas de mi pasado, como los compañeros de colegio con los que estuve compartiendo mi vida durante trece años. Aquellos profesores a los que odié durante años y que en estos últimos días he extrañado. Mis antiguos mejores amigos, a los que ahora apenas veo y que son auténticos extraños para mí en este presente.

Me miré en el espejo y por un momento vi a un joven imberbe que no bebía, que no había probado las drogas, que escribía relatos policíacos y de fantasmas y que solamente pensaba en jugar.
Tras cerrar los ojos y mirarme de nuevo vi a un adulto imberbe casi alcohólico, que ha probado todas las drogas, que escribe relatos sobre desamor y la vida y que solamente piensa en evitar que jueguen con él.

Observé fotos en el salón de mi casa, que antes pasaba inadvertidas y me volvieron imágenes de momentos vividos con familiares ya fallecidos, con mis padres cuando era un niño que los necesitaba, y ahora solo se que los necesito y no lo asumo y solo se cagarla. Y el día que me falten reconoceré mi error.
Recordé entre sonrisas las veces en las que incordiaba a mis hermanos mayores antes de que se casaran y pesé a extrañarlos me queda que ahora soy yo el incordiado por mis sobrinitos.

Para terminar, se que esta sensación me acompañara unos días más, y como no puedo evitar que el tiempo pase, quizá debería intentar aprovecharlo un poco más…

lunes, 2 de noviembre de 2009

No he abandonado el blog

No se como empezar este post, empezaré poco a poco y dejaré que las palabras salgan solas y esto vaya cogiendo forma, y si no algo saldrá. Se que dentro de unos días se cumpliría un mes desde mi última actualización pero no penséis que lo he dejado como con mi anterior blog, simplemente es falta de ideas, quizá empecé muy fuerte y me he ido apagando.
Se también que últimamente no comento en los blogs que sigo pero si los leo, simplemente tengo poco tiempo para comentar, Tomás estuvo muy bien tu post sobre el suelo y Mirete el tuyo del odio…
Bueno pasaré ya al tema que me ocupa últimamente. Sabéis que últimamente salgo poco, no frecuento los locales de culto como el Rempalme o La Ratonera, ni tampoco los concilios de sabios comúnmente conocidos como botelleos en el polígono. Esa razón se debe a que estoy terminando mi obra maestra, mi novela en la que llevo trabajando algunos años y que esta llegando a su final, cuando la termine y la retoque os la pasaré a quién quiera leerla.
Esta novela cuyo titulo es, “La casa de los gatos”, es una historia esotérica desarrollada en una casa abandonada donde vivía el bisabuelo del protagonista, ahora habitado por gatos y a dónde acude el protagonista para darles de comer. Allí se encontrará un misterioso cuadro del mencionado bisabuelo y empezaran a ocurrir cosas extrañas dónde el joven comenzará a investigar con algunos amigos y descubrirán que lo que allí hay son más que gatos, más que un juego y más que una casa abandonada…
Para abrir boca os dejaré con el prólogo de la novela, no es mucha cosa pero ya tendréis más.
P.D. Al final muere…



LA CASA DE LOS GATOS

PROLOGO

Año 2082

El anciano dejó su bolígrafo sobre la mesa, separó la silla y se levantó, en la esquina de su despacho Poe, el viejo gato que durante tantos años le había acompañado, levantó la vista para observar a su dueño. El viejo salió del despacho y caminó hacía el balcón, y se asomó.
Observó Alcantarilla desde el decimoquinto piso donde vivía, pensaba en lo que había crecido su pueblo en las últimas décadas de su longeva vida y además observaba el gigantesco edificio construido sobre el solar del lugar que lo había obsesionado desde joven, “la casa de los gatos”:
- Jamás olvidaré aquel lugar, mi alma quedó allí encerrada, debo terminar el relato de lo sucedido, me queda poco tiempo…

PRIMERA PARTE

Año 1993